viernes, 10 de diciembre de 2010

Crónica del concierto de Lady Gaga (II)

Arrancó el concierto, como ya os he dicho, con su sombra proyectada en la pantalla mientras cantaba Dance in the Dark. Cuando acabó la canción subieron ese telón y la pudimos ver allí, moviéndose por los andamios que había montados en el escenario, bajando por escaleras y yendo de un lado para otro bailando coreografías con sus bailarines, todos ataviados con trajes igual de extraños que los de ella. Interpretó varias canciones, entre las que destaco Just Dance y Beautiful, Dirty, Rich. Entre las cosas más llamativas, había un coche en el escenario y cuando abrió el capó pudimos darnos cuenta de que aquello era un piano. Genial.

Llegó el primer gran cambio tanto de vestuario como de ornamentación. De nuevo bajaron el telón y nos pusieron un video mientras lo preparaban todo. Mereció la pena esperar, porque de repente volvieron a encender las luces y vimos un tranvía en el escenario en el que estaba ella y algunos de sus bailarines. Fue impresionante. Además, ella iba con un traje transparente y con un gorro en la cabeza que hacía que pareciera una monja. Tras la espectacular puesta en escena comenzó a sonar LoveGame, una de las canciones que más me gustan. Cuando terminó, se dirigió a la plataforma circular que había varios metros por delante del escenario principal al pasar una pasarela por la que se exhibió maravillosamente durante todo el concierto. Se acercó a sus fans y habló con todos nosotros, diciéndonos que esa noche no importaba cómo fuéramos, que lo que dijeran u opinaran los demás no tiene que afectarnos y hacernos caer, que todos somos especiales así como somos. Vamos, nos transmitió fuerza y seguridad en nosotros mismos. Y entonces, después de toquetear a uno de sus bailarines, dedicó su siguiente tema a todo el público gay que allí había, Boys, Boys, Boys (tema que para las lesbianas no sirve, jejeje, pero igualmente gustó).

Muchas más canciones se sucedieron, pero quisiera detenerme en los temas que interpretó al piano. Cantó sorprendentemente bien durante todo el concierto, a pesar de estar bailando todo el rato, pero cuando verdaderamente emocionó con su voz fue cuando se sentó a tocar al piano. Hace unos días ya os puse una actuación de ella en una gala y lo que más me gustó de aquello fue cuando comenzó con el piano. Pues bien, el martes ocurrió lo mismo. Interpretó Speechless al piano y sonó precioso. Además, no fue un piano cualquiera, no. ¡Era un piano ardiendo! Como lo oís. La tía tocaba mientras del centro del piano salían grandes llamaradas. Y no sólo fue grandioso lo del fuego, sino que además su manera de tocar al llegar al final de la canción fue de las que te hacen saltar del asiento (aunque en el asiento apenas nos sentamos, estábamos de pie cantando y bailando, no pudimos evitarlo). Tocaba de pie, con los codos, ¡y hasta con los tacones! Luego nos interpretó un tema de su próximo disco, con lo que puedo decir que fuimos unos privilegiados.

Otro gran momento a destacar fue cuando se dirigió a la plataforma circular escoltada por sus bailarines, quienes llevaban entre sus manos el traje que iba a ponerse a continuación. Una vez en el centro de esa plataforma, una gigantesca especie de lámpara circular bajó del techo y los tapó a todos. De las pantallas de esa lámpara salían luces blancas y una música de tensión sonaba mientras esperábamos a que se produjera el cambio. Entonces la lámpara comenzó a subir y la pudimos ver con uno de los trajes más espectaculares de la noche. Sus bailarines se marcharon y la dejaron sola en la plataforma. Sonaba So Happy I Could Die y de pronto le salieron unas alas del traje y la plataforma comenzó a subirla hacia lo más alto mientras se proyectaba una imagen de ella en la pantalla gigante. Precioso.




Varias canciones después llegamos a uno de los temas más esperados por los que allí estábamos, Alejandro. Además de ser un tema que nos encanta, sabíamos que la actuación sería grandiosa, pues otras veces que la ha interpretado en galas de televisión o premios ha hecho un gran despliegue de medios, y así fue. En el centro del escenario, un ángel de varios metros de alto se imponía ante todos nosotros, un ángel que emanaba sangre y escupía grandes llamaradas de fuego por su espalda. La canción comenzó con ella lamentándose por Alejandro en el suelo cuando de repente salió una violinista y comenzó a tocar las primeras notas de la canción. No hace falta que diga lo bonito que aquello fue. Los violines me encantan y con esa melodía tan especial se me puso otra vez el nudo en la garganta.






Antes de llegar al gran final del concierto, hubo otra canción con la que demostró que es una artista de los pies a la cabeza. El tema en cuestión fue Paparazzi, pero lo grandioso no fue sólo la canción, sino que allí en el escenario apareció el monstruo. La gira lleva el nombre de “The Monster Ball”, es decir, la fiesta del monstruo. A todos nosotros no dejó de llamarnos durante todo el concierto “little monsters” o, como se aventuró a decir varias veces en español, “pequeños monsters”. Cuando apareció el “Monster” allí todos nos llevamos una gran sorpresa. Era un bicho enorme que tenía una boca enorme con grandes dientes afilados. Me recordó a uno de estos peces gigantes que tienen una lucecita en la cabeza que hace que sus presas sean atraídas para luego devorarlas. No paraba de moverse y estuve toda la canción con la boca abierta. Pensaba que era un robot mecánico que se movía porque así estaba programado. Tardé una eternidad en darme cuenta de que en realidad era como un globo y que varias personas vestidas de negro para camuflarse estaban debajo sosteniendo unos palos con los que movían al monstruo. Muy logrado, sin duda, para no darme cuenta de eso durante bastante rato.

Por fin llegó el momento cumbre del concierto. La canción más esperada por todos, Bad Romance, iba a sonar para cerrar un increíble espectáculo de dos horas. En otras circunstancias ese momento habría sido agridulce por estar acabándose el concierto, pero era tal el subidón que teníamos todos, porque aun no terminábamos de creernos que habíamos presenciado un espectáculo como no lo hay en ningún sitio, que las depresiones post-concierto vinieron horas más tarde, cuando asimilamos lo que acabábamos de ver. Si en todo el rato ya lo estábamos dando todo, durante los minutos que duró esta canción nos entregamos mucho más. Todos estábamos eufóricos, desatados, flipando con aquello.





Y por fin acabó todo, con Lady Gaga y todos sus bailarines despidiéndose de nosotros mientras bajaba la pantalla gigante que había hecho las veces de telón. De pronto, las luces se encendieron y todos irrumpimos en aplausos y no teníamos más que palabras de felicitación y de agradecimiento. Comentando la jugada comenzamos a ir saliendo del recinto, camino a la Plaza de España para poder coger el autobús que nos devolviera al aeropuerto donde, como anécdota, he de decir que dormimos tirados en el suelo de mala manera al estar cerrado el control de seguridad hasta altas horas de la madrugada.

En definitiva, fue una noche de 10, de esas que no se olvidan nunca y que es difícil superar. Lady Gaga dejó el listón muy alto. No quiero ni pensar en cómo serán sus próxima giras, porque esta mujer mejora con el tiempo y todo lo que hace es impresionante. Llamadme friki o exagerada, pero Lady Gaga es de lo mejorcito que le ha podido pasar al mundo de la música ahora mismo. Abrir nuevas etapas y tendencias y romper con lo que ya hay es siempre algo de admirar. ¿Qué sería del mundo si todo lo relacionado con el arte se hubiera estancado? A mí esta mujer me parece una experta en esto de (r)evolucionar la música en estos tiempos. Me siento más fan que nunca, no ha decepcionado. Es más, ha hecho algo increible, algo que no esperábamos para nada. Ya sabíamos de antemano cómo era el espectáculo, qué trajes iba a llevar, qué canciones iban a ser interpretadas, etc pero no es lo mismo verlo por internet que vivirlo en directo, de primera mano. Es algo que no puede describirse con palabras, porque por mucho que yo haya escrito largo y tendido, no vais a poder llegar a entenderlo del todo. Esto hay que experimentarlo. Me siento muy afortunada y sí, repetiré, que no os quepa la menor duda.

1 comentario:

  1. Solo tengo que decirte.. yo también quiero!!jajaja

    Así que la próxima vez que esta diva venga, avisame!! Que voy a ir de cabeza!! Me ha gustado mucho la crónica.^^

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