Muchas son las cosas que se han escrito estos días acerca del concierto que Lady Gaga dio en Barcelona este pasado martes día 7 de diciembre en el Palau de Sant Jordi de Barcelona. Podría hacerme eco de esas crónicas y opiniones para ahorrarme el trabajo, pero ya me conocéis y necesito ser yo misma la que os cuente cómo fue todo, con mi propia visión de aquello. Quiero darle un trato muy personal a esta crónica y hacerla mía, porque míos fueron esos momentos y sólo yo puedo tratar de transmitiros las mil y una sensaciones que experimenté ese día. Atentos, que allá voy.
Barcelona se preparaba para un gran acontecimiento, no había duda de ello. Horas antes del comienzo del concierto fuimos testigos de cómo en todos lados se oían canciones de la Gaga, desde en los autobuses de línea que cogimos hasta incluso en el metro. Paseábamos por la calle y de muchos comercios nos llegaba el sonido de sus más famosas canciones. Aquello era el presagio de que algo muy grande iba a ocurrir. ¡Y vaya si ocurrió! Pero vayamos al principio, a cómo nosotros nos preparamos para recibir a nuestra diva.
El otro día ya mencioné los nervios por la inmensa espera de 7 meses, desde que compramos las entradas hasta el día D. El martes esos nervios se intensificaron aun más conforme iban pasando las horas. Se nos hizo todo eterno, a pesar de estar entretenidos haciendo cosas durante toda la mañana y tarde. Cogimos un avión a las 9 de la mañana con destino a Barcelona y en menos de una hora ya habíamos llegado al aeropuerto del Prat. A las 11 de la mañana, tras haber cogido un autobús y un metro, llegamos a la plaza de Cataluña donde Alessia, una amiga, nos esperaba. Hacía casi dos años que no nos veíamos y fue una grata sorpresa encontrarnos con ella allí. Gracias a ella la mañana se nos hizo más amena.
Pasaron las horas y teníamos que comer. A pesar de ser las 3 de la tarde y de saber que teníamos que comer bien pues no cenaríamos, no teníamos nada de hambre. Los nervios nos habían cerrado la boca del estómago. Estábamos aun lejos del Palau de Sant Jordi y no estábamos tranquilos. Hasta que no llegáramos allí no respiraríamos tranquilos, cosa que ocurrió a las 5 de la tarde.
El autobús en el que subimos a Montjuic iba completamente lleno de fans que acudían también al concierto. No cabía ni un alfiler, era impresionante, aunque más llamativo fue llegar al Palau y ver a las miles de personas que allí se congregaban. Había gente de todas las edades, muchos disfrazados con algo característico de esta mujer. Dejadme que destaque el modelo latas de coca-cola en el pelo, porque abundaba.
Con tanta gente y la cola rodeando las inmediaciones del Palau, nos costó un poco encontrar nuestra cola, pues nosotros teníamos entrada de grada, no de pista. Tuvimos la gran suerte de ser casi de los primeros de nuestra cola, lo cual nos dio el privilegio de ser grabados por varias cámaras de diferentes canales de televisión, ver a un famoso (Germán, un concursante de Gran Hermano 10, que trabaja en una emisora de radio y estaba entrevistando a la gente) y pasar luego de los primeros al recinto.
Antes de contaros lo que sucedió dentro, permitidme que os cuente cómo se nos pusieron los pelos de punta y tuvimos una extraña sensación en el estómago al escuchar las pruebas de sonido. Era ella. Estaba allí dentro, probando micrófonos y demás. Además, aquello se escuchaba muy fuerte, tanto que los sonidos graves nos producían ese cosquilleo en el estómago. Fue la primera vez que se nos puso un nudo tremendo en la garganta.
Cerca de las 7 la cosa empezaba a moverse. Del interior del Palau salían ya los agentes de seguridad y preparaban las vallas. En cuestión de minutos ya estábamos pasando al interior, donde me fui directa al puesto de merchandising para hacerme con una camiseta de la gira y la conseguí. Por supuesto que me la puse, ¿quién sabe cuándo voy a volver a ponérmela de una forma tan especial? Me costó un ojo de la cara, pero mereció la pena.
Estando en nuestros asientos en la grada, esperamos impacientes a que pasaran las horas. Vimos cómo poco a poco aquello se iba llenando. En apenas dos horas, minutos antes de que comenzara el concierto, estaba todo completo, no había ni un solo hueco vacío en las gradas y en la pista la masa de gente llegaba ya hasta el final prácticamente. Disfrutamos con el grupo telonero, Semi Precious Weapons, que nos gustó bastante, pero lo habríamos disfrutado más de no ser porque estábamos ansiosos de que llegaran las 10 y que ella comenzara el espectáculo.
Puntual a más no poder, a la hora señalada las luces se apagaron. Los gritos de la gente presagiaban que estaba a punto de empezar y entonces una pantalla gigante que tapaba por completo el escenario, otra más pequeña a la izquierda y otra circular situada en el techo a modo de lámpara, se encendieron mostrando imágenes de ella y de de números a modo de cuenta atrás, todo mientras sonaba una música que connotaba el más absoluto de los suspenses. De repente, la música hace un alto y sale la sombra de ella en la pantalla. Está justo detrás, la podemos distinguir perfectamente. Todo el mundo irrumpe en gritos desaforados de emoción. A mí se me vuelve a poner el nudo en la garganta y una gran emoción me invade. No derramé ninguna lágrima, pero sí lloré por dentro metafóricamente. Luego, durante las dos horas que siguieron disfruté como nunca lo había hecho y canté y bailé con todas mis fuerzas, pero en ese momento inicial me sentí tremendamente emocionada. Fue una explosión. Era tanto lo que tenía acumulado que de algún modo tenía que salir: la espera de 7 meses, la angustia de la semana pasada con la huelga de controladores que ponía en peligro nuestros vuelos, la sensación de no creerte que estás allí, que lo has conseguido, que la estás viendo por fin… todo salió y quedé paralizada en ese instante.
¿Qué deciros de lo que vimos luego? Nos quedamos sin palabras. Fueron alrededor de 20 actuaciones durante las cuales vimos cómo había un despliegue de medios impresionante en el escenario, cambios de vestuario muy bien planeados, trajes imposibles pero que gustaron, videos muy buenos en las pantallas, coreografías muy buenas... ¡fueron tantas cosas!
Barcelona se preparaba para un gran acontecimiento, no había duda de ello. Horas antes del comienzo del concierto fuimos testigos de cómo en todos lados se oían canciones de la Gaga, desde en los autobuses de línea que cogimos hasta incluso en el metro. Paseábamos por la calle y de muchos comercios nos llegaba el sonido de sus más famosas canciones. Aquello era el presagio de que algo muy grande iba a ocurrir. ¡Y vaya si ocurrió! Pero vayamos al principio, a cómo nosotros nos preparamos para recibir a nuestra diva.
El otro día ya mencioné los nervios por la inmensa espera de 7 meses, desde que compramos las entradas hasta el día D. El martes esos nervios se intensificaron aun más conforme iban pasando las horas. Se nos hizo todo eterno, a pesar de estar entretenidos haciendo cosas durante toda la mañana y tarde. Cogimos un avión a las 9 de la mañana con destino a Barcelona y en menos de una hora ya habíamos llegado al aeropuerto del Prat. A las 11 de la mañana, tras haber cogido un autobús y un metro, llegamos a la plaza de Cataluña donde Alessia, una amiga, nos esperaba. Hacía casi dos años que no nos veíamos y fue una grata sorpresa encontrarnos con ella allí. Gracias a ella la mañana se nos hizo más amena.
Pasaron las horas y teníamos que comer. A pesar de ser las 3 de la tarde y de saber que teníamos que comer bien pues no cenaríamos, no teníamos nada de hambre. Los nervios nos habían cerrado la boca del estómago. Estábamos aun lejos del Palau de Sant Jordi y no estábamos tranquilos. Hasta que no llegáramos allí no respiraríamos tranquilos, cosa que ocurrió a las 5 de la tarde.
El autobús en el que subimos a Montjuic iba completamente lleno de fans que acudían también al concierto. No cabía ni un alfiler, era impresionante, aunque más llamativo fue llegar al Palau y ver a las miles de personas que allí se congregaban. Había gente de todas las edades, muchos disfrazados con algo característico de esta mujer. Dejadme que destaque el modelo latas de coca-cola en el pelo, porque abundaba.
Con tanta gente y la cola rodeando las inmediaciones del Palau, nos costó un poco encontrar nuestra cola, pues nosotros teníamos entrada de grada, no de pista. Tuvimos la gran suerte de ser casi de los primeros de nuestra cola, lo cual nos dio el privilegio de ser grabados por varias cámaras de diferentes canales de televisión, ver a un famoso (Germán, un concursante de Gran Hermano 10, que trabaja en una emisora de radio y estaba entrevistando a la gente) y pasar luego de los primeros al recinto.
Antes de contaros lo que sucedió dentro, permitidme que os cuente cómo se nos pusieron los pelos de punta y tuvimos una extraña sensación en el estómago al escuchar las pruebas de sonido. Era ella. Estaba allí dentro, probando micrófonos y demás. Además, aquello se escuchaba muy fuerte, tanto que los sonidos graves nos producían ese cosquilleo en el estómago. Fue la primera vez que se nos puso un nudo tremendo en la garganta.
Cerca de las 7 la cosa empezaba a moverse. Del interior del Palau salían ya los agentes de seguridad y preparaban las vallas. En cuestión de minutos ya estábamos pasando al interior, donde me fui directa al puesto de merchandising para hacerme con una camiseta de la gira y la conseguí. Por supuesto que me la puse, ¿quién sabe cuándo voy a volver a ponérmela de una forma tan especial? Me costó un ojo de la cara, pero mereció la pena.
Estando en nuestros asientos en la grada, esperamos impacientes a que pasaran las horas. Vimos cómo poco a poco aquello se iba llenando. En apenas dos horas, minutos antes de que comenzara el concierto, estaba todo completo, no había ni un solo hueco vacío en las gradas y en la pista la masa de gente llegaba ya hasta el final prácticamente. Disfrutamos con el grupo telonero, Semi Precious Weapons, que nos gustó bastante, pero lo habríamos disfrutado más de no ser porque estábamos ansiosos de que llegaran las 10 y que ella comenzara el espectáculo.
Puntual a más no poder, a la hora señalada las luces se apagaron. Los gritos de la gente presagiaban que estaba a punto de empezar y entonces una pantalla gigante que tapaba por completo el escenario, otra más pequeña a la izquierda y otra circular situada en el techo a modo de lámpara, se encendieron mostrando imágenes de ella y de de números a modo de cuenta atrás, todo mientras sonaba una música que connotaba el más absoluto de los suspenses. De repente, la música hace un alto y sale la sombra de ella en la pantalla. Está justo detrás, la podemos distinguir perfectamente. Todo el mundo irrumpe en gritos desaforados de emoción. A mí se me vuelve a poner el nudo en la garganta y una gran emoción me invade. No derramé ninguna lágrima, pero sí lloré por dentro metafóricamente. Luego, durante las dos horas que siguieron disfruté como nunca lo había hecho y canté y bailé con todas mis fuerzas, pero en ese momento inicial me sentí tremendamente emocionada. Fue una explosión. Era tanto lo que tenía acumulado que de algún modo tenía que salir: la espera de 7 meses, la angustia de la semana pasada con la huelga de controladores que ponía en peligro nuestros vuelos, la sensación de no creerte que estás allí, que lo has conseguido, que la estás viendo por fin… todo salió y quedé paralizada en ese instante.
¿Qué deciros de lo que vimos luego? Nos quedamos sin palabras. Fueron alrededor de 20 actuaciones durante las cuales vimos cómo había un despliegue de medios impresionante en el escenario, cambios de vestuario muy bien planeados, trajes imposibles pero que gustaron, videos muy buenos en las pantallas, coreografías muy buenas... ¡fueron tantas cosas!
CONTINUARÁ...
Me has dejado con los pelos de punta!! En la siguiente entrada empieza lo bueno!!:D
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