Noto una sensación en el ambiente que me inspira para escribir estas líneas. Alicante huele mal y no es por las toneladas de basura que hay en sus calles. Bueno, en realidad la que huele que apesta es España en general, y por momentos le están saliendo hongos malolientes en determinados lugares. Hongos que aparecen por la insalubridad. Entiéndase la metáfora.
Los casos de corrupción, la mala gestión de lo público, del dinero de nuestros impuestos; robos con premeditación, alevosía y con esa cara de hijos de puta que tienen algunos políticos; esa falta de empatía para con los ciudadanos para quienes trabajan, ese desprecio con el que nos miran por encima del hombro.... España lleva años sucia, metiendo la mierda debajo de la alfombra y ahora estamos descubriéndola a una velocidad de vértigo. Y encima me toca vivir en una de las comunidades, la valenciana, que más mierda ha escondido en casa.
Nuestras acciones como ciudadanos cansados y maltratados por quienes nos gobiernan todavía no tienen fuerza suficiente. Estamos pasando un plumero cuando en realidad deberíamos coger un trapo y pasarlo a conciencia para limpiar. Tenemos que darnos cuenta todos de que la casa está sucia y ponerle remedio de una vez por todas. Pero la casa es grande y si no colaboramos todos, no vamos a terminar nunca.
Ya está bien de que nos tomen por tontos. ¿Cuánto más vais a aguantar? ¿Es que no véis que todos los días se ríen de nosotros? Ya no es cuestión de solidarizarse con los más afectados por toda esta crisis y corrupción política, o de esperar a que nos pisen nuestros propios jardines; es cuestión de sentido común y de derechos y libertades como ciudadanos de un país que se supone que es democrático. Ahora mismo la democracia es como ese objeto que tenemos escondido en casa cogiendo polvo y perdiendo brillo. Hay que empezar a pulirlo para que vuelva a recobrar su estado inicial, ese que nos incitó a comprarlo un día.
Desde aquí os pido que reflexionéis, que no miréis hacia otro lado, que la mierda la tenemos encima. Y en Alicante, estos días la tenemos en nuestra misma puerta. Pero que nos sirva de trinchera, que estamos en pie de guerra contra esos politicuchos que se han dedicado y se dedican a hacer las cosas en su propio beneficio. Que no os engañen, a ellos las únicas bolsas de basura que les gustan son aquellas que van repletas con los fajos de billetes que nos roban. ¡Así pisen una piel de plátano y se den de bruces contra la triste realidad que ellos han provocado!
¡He dicho!
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