lunes, 10 de junio de 2013

Gestos

Me levanto por la mañana y, con los ojos entreabiertos, me miro en el espejo del baño. Aun no me acostumbro al cambio, ya no tengo que peinarme. Tampoco es que tuviera el pelo muy largo, pero ya iba necesitando un corte, sobretodo ahora que llega el verano y apetece ir más fresquita. A lo que iba, mis rizos han desaparecido, y es que el viernes me corté el pelo por casualidad, una casualidad de esas que hacen mucha gracia. Todavía me río ante lo increíble de la situación. ¿Quién me iba a decir a mí ese viernes por la mañana que al acabar el día habría cambiado de look?

Veréis, me enteré por Facebook de la realización de un cashmob aquí en Alicante. Seguro que ponéis cara de no saber qué es eso del cashmob, la misma que puse yo a priori, pero leer un poco más me sacó de dudas. Se trata de convocar a un grupo de personas a través de internet para acudir a un punto de la ciudad en un momento indicado. Así, toda la gente que acuda a la cita, desconocidos en su mayoría, irá posteriormente a un comercio de la zona desvelado en ese momento a realizar una compra solidaria en masa. ¿Por qué solidaria? Pues porque se trata de ir a comercios locales, tiendas de barrio, que tengan dificultades para sobrevivir en estos tiempos que corren y así tratar de fomentar la compra en esos lugares. Me gustó tanto la idea que decidí dejarme caer por allí para aportar mi granito de arena, no sin antes arrastrar a mi hermano para que me acompañara porque me daba un poco de vergüenza ir sola. No nos arrepentimos de tomar esa decisión.

La cita era el viernes día 7 a las 12 de la mañana en la antigua estación de autobuses. Mi hermano y yo hicimos nuestras apuestas para ver a dónde iríamos, pues por esa zona hay muchísimos comercios de los de toda la vida que ahora están cerrando. Pero por mucho que intentáramos adivinar el sitio escogido para el cashmob jamás lo habríamos acertado. Ni frutería, ni perfumería, ni tienda de ultramarinos, ni ninguna otra de las ideas que cruzaron nuestra mente. El lugar escogido para celebrar el primer cashmob en la ciudad sería una peluquería. En concreto, en la peluquería Maite García en la calle Italia número 12. Uno de los organizadores del evento, a la par que desvelaba el secreto, nos contaba que la peluquería resiste a la crisis que azota la calle en la que está ubicada, siendo a día de hoy el único negocio que sigue abierto en ella. Por tanto, nuestra ayuda serviría para darle a su dueña una buena dosis de optimismo para poder continuar hacia delante. Además, la zona escogida tenía un valor simbólico, pues nos hallábamos a escasos minutos del centro neurálgico de la ciudad, de la calle más comercial de Alicante.

Globos, pegatinas, galletas caseras, picoteos varios, chuches, bebida, pósters de cine de regalo... Todo ello aportaciones altruistas de otros comercios que secundaban las ideas promovidas por el cashmob. Y mucha gente, decenas de personas que, con una sonrisa de oreja a oreja, acudían a la caja de la peluquería a pagar los productos que iban adquiriendo. Volaron los champús, cosméticos y esmaltes de uñas. Nosotros compramos dos pintauñas, uno para mí y otro para nuestra madre; y tras pensármelo un rato, decidí apuntarme a cortarme el pelo esa misma tarde, ya que nos dejaban un precio especial a los participantes en el cashmob. Se respiraba muy buen rollo en el ambiente, daba gusto estar allí sabiendo que con tu pequeña aportación estabas haciendo algo grande para otras personas. Y es que los pequeños gestos desinteresados mueven el mundo. Una sonrisa, una mirada, un abrazo, dar las gracias, decir "por favor", pedir perdón, ceder un sitio en el autobús, ayudar a alguien con las bolsas, etc. Son cosas que podemos hacer en el día a día y que nos van a hacer sentir bien con nosotros mismos, obteniendo, por tanto, una recompensa mayor. Y eso fue lo que me sucedió a mí el viernes.

Llegué a las 5 de la tarde a casa super contenta. Acababa de salir de la peluquería, me habían tratado genial. Todo el cariño que les dimos entre todos por la mañana, lo devolvieron con creces cuando acudí por la tarde a cortarme el pelo. Me dieron las gracias por haber participado en el cashmob de la mañana, me hicieron un café que buena falta me hacía por las horas que eran, me dieron alguna que otra piruleta de las que habían sobrado por la mañana, incluso se quedaron con mi número de teléfono por si alguna vez necesitaban clases de inglés para algún familiar. No puedo hacer otra cosa que dedicarles estas palabras de cariño desde aquí y animaros a todos a que os paséis por allí si alguna vez necesitáis una peluquería, pues son gente muy simpática y seguro que quedáis encantados como yo del resultado. Además, en estos tiempos que corren, mucho mejor ayudarnos entre todos y fomentar el comercio en sitios humildes que luchan por seguir ofreciéndonos un servicio. Vuelvo a repetir su ubicación: Peluquería Maite García en la calle Italia número 12 de Alicante.



En fin, se puede ser solidario y ayudar a los demás de muchas maneras. A mí esto del cashmob me ha gustado. Es una forma muy bonita de ayudarnos entre todos, de saber que hay gente dispuesta a ayudar al prójimo sin pedir nada a cambio. ¡Al próximo me apunto de cabeza!


4 comentarios:

  1. Archi que puedo decir... soy Pato, hablo en mi nombre seguro que cuando los demás chicos cashmob lo vean les pasara lo mismo....ahora mismo me cuesta escribir de las lagrimas que tengo en los ojos! no se puede resumir la sensación del viernes y el objetivo cashmob mejor!...eres un sol! y me imagino la gente leyendo este precioso post y sintiendo lo mismo!... MUCHAS GRACIAS!.. no se como devolver tanta tanta tanta energía que nos dais!...
    precioso post y por supuesto ya mismo lo estoy compartiendo!..

    un besazo enorme! y por supuesto nos vemos en el segundo....


    pato

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  2. Miriam, me encanta la idea y me encanta tu entrada. Se nota toda la ilusión y las ganas por cambiar las cosas, y eso es super importante, en los tiempos que corren.
    Un abrazo fuerte!! :-)

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  3. Muchísimas gracias por tan bellas palabras. Soy Maite de la.Peluquería Mate García y ni que decir cabe que las emociones; los sentimientos vividos y la alegría transmitida durante la horas que duró el cashmob son impagables. Acciones como ésta nos confirman que sigue mereciendo la pena seguir luchando cada día. gracias de nuevo

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  4. Me has hecho llorar :`) Felicidades por esa gran idea.

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