viernes, 7 de junio de 2013

De buenos y malos

Nos azota una evidente crisis económica, pero también lo hace una que considero peor, una crisis de valores, y me refiero entre la clase política.

Estoy cansada de ver cómo los partidos políticos que en teoría nos representan se echan las culpas de las causas de esta depresión económica y no asumen los errores propios. El Parlamento se ha convertido en un patio de colegio en el que unos chinchan a otros. Da auténtica vergüenza ver cada día cómo alguien se suicida o lo pasa mal mientras que las discusiones entre los gobernantes son del tipo "tú has hecho esto mal y te voy a pistoear hasta el extremo". Es el juego de la patata caliente, se la van pasando de unos a otros, a ver a quién le explota en la cara. Cuántas veces habré oído a los unos decir "es la herencia de Zapatero", mientras que los otros se defienden con "es que la corrupción en su partido es escandalosa". Independientemente de que tengan razón o no en lo que se dicen, yo no quiero ver a quienes he votado peleándose para ver quién es más listo y más competente. Yo quiero que actúen honradamente, que pongan remedio a las cosas, que dejen de una vez de lado sus roces y piensen en ser buenos políticos y servir a su pueblo. Y, más concretamente, también quiero que quienes ostentan esa mayoría absoluta no se idolatren a sí mismos de una manera tan narcisista, ignorando a los demás, y  que tengan en cuenta a quienes en menor medida están en ese Parlamento, pues así lo hemos decidido entre todos los ciudadanos con nuestros votos. En líneas generales, quiero un Parlamento justo y que haga bien su trabajo. Aunque quizá para ser mejores políticos todos deberían empezar por ser mejores personas. 

Una buena persona nunca sería capaz de reirse de las desgracias ajenas. Una buena persona jamás menospreciaría a los demás creyéndose mejor que ellos. Una buena persona no sacaría provecho de su situación para lucrarse a costa de los demás. Una buena persona reconocería los errores propios. Una buena persona admitiría lo bueno que tienen los demás y trataría de sacarles partido para bien. Una buena persona tendría el corazón roto al ver cómo hay gente que lo está pasando muy mal con esta crisis. Una buena persona se dejaría la piel intentando ayudar en la medida de lo posible a los demás. Una buena persona escucharía a los demás. Una buena persona no obedecería a caprichos personales, sino al beneficio de todos. Desgraciadamente, lo que tenemos en el Gobierno son malas personas.

Las malas personas roban, mienten con descaro, malmeten, empujan al de al lado para dificultarle las cosas, se vanaglorian de hacer las cosas mal, nunca reconocen sus errores, odian que a tí te vaya bien y a ellos no, miran por encima del hombro, ignoran las súplicas, pisan tus ideas si éstas pretenden mejorar la situación para con el pueblo, limitan tus libertades, te tachan de violento cuando sólo intentas reclamar lo que es justo, usan la violencia contra quien no puede defenderse, callan bocas a porrazo limpio, consideran justo lo que sólo a ellos beneficia aunque claramente sea perjudicial para los demás, se jactan de no hacer bien su trabajo, despilfarran el dinero que tanta falta hace a otros... No hace falta que argumente con casos concretos, seguro que todos tenemos en mente alguna noticia, declaración o suceso que se caracterice por algo de lo que he enumerado, noticias que nos producen rabia por lo injusto que hay en ellas, como la que me ha empujado a escribir estas letras.

¡Cuánto podría hacerse de cambiar la actitud de nuestra clase política! Son los malos del cuento, pero en muchas historias al final el malo se hace bueno. Ojalá ocurriera aquí lo mismo. Y ojo, no me refiero con estas palabras a todos los políticos. Hay muchos que son honrados y que se dejan la piel para luchar por lo que es justo. Ellos sí son buenas personas y por tanto hacen bien su trabajo y no merecen este rechazo. Pero pagan justos por pecadores y en este cuento hay mucho villano suelto, de ahí la adversión que muchos sienten hacia la política de este país, que ha matado de la forma más cruel a la Democracia. En fin, espero que algún día algo cambie en esas personas y ejerzan de buenos políticos de una vez por todas, devolviéndonos la justicia que ahora no hay.


2 comentarios:

  1. Yo creo más que en las redenciones mágicas, que estaría bien no digo yo que no, en la guillotina. Más rápido y más barato oiga.

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  2. Como te dije, estamos dentro de su juego sin quererlo, desde que naces, te hacen participar en él, tú has de cumplir las reglas, sus reglas, las reglas que ellos han creado (ya que ellos son los creadores de ese juego), reglas que ellos van a ir cambiando según les convengan para siempre ganar.
    En este juego, puedes perder tu dinero, el coche, tu casa, puedes perder la educación, la sanidad, y tú por mucho que lo intentes, no vas a conseguir ganar, porque ellos en realidad, nos manejan como quieren dentro de su juego. Te hacen creer que esa situación de desesperación es normal, porque estamos en crisis...

    Lo dificil no es jugar (que lo es), lo dificil es poder salir de él, el romper con todas esas reglas que nos han ido metiendo desde pequeños, para poder hacer luego lo que quieran con nosotros.

    estoy harta de escuchar..."es que como estamos en crisis...todo vale, es normal..." se aprovechan hasta de eso.

    Que sepais que la crisis es creada por algunos, para beneficiarse esos algunos a costa de otros... hay gente que está sacando beneficios de todo esto. Y no les interesa que la cosa cambie.

    aparcao!!

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