lunes, 14 de enero de 2013

¿Un lunes cualquiera?

Son casi las 11 de la noche y estoy algo cansada, pero una serie de pensamientos recorren mi cabeza y quisiera plasmarlos aquí, todos juntos. No sé si el mezclote y el cansancio me permitirán hacer un buen post, pero me apetece escribir porque este no ha sido un lunes cualquiera.

Suena mi despertador. Son las 7:30 de la mañana y, a diferencia de estos días pasados, salgo decidida de la cama, sin vacilar. Por mis venas debe correr un buen chute de adrenalina, pues me encuentro muy activa y con ganas de comenzar bien la semana, de gestionar bien los 7 días que la conforman de una vez, porque las navidades acabaron pasando factura en la dieta y en los hábitos de madrugar y hacer deporte. Sabía que hoy era ese momento de cambio de mentalidad y vaya si lo ha sido. Minutos más tarde, esta vez en la calle, recibiría otra buena dosis de optimismo.

Veréis, íbamos mi hermano y yo camino de la cancha de baloncesto en la que solemos jugar. Eran las 8:15 de la mañana. Mientras esperábamos en un semáforo para cruzar, una mujer de mediana edad y que iba en pijama se nos ha acercado pidiendo ayuda. Al parecer, estaba al cuidado de una anciana y ésta se había caído de la cama y estaba en el suelo. No podía levantarla y había salido a la calle en busca de ayuda. No lo hemos pensado dos veces y hemos ido con ella al piso. Y allí estaba sentada en el suelo una mujer muy mayor, con gesto apesadumbrado, lamentándose por verse en esa torpe e impotente situación. Entre mi hermano y yo, más él que yo, la hemos levantado con cuidado y sentado de nuevo en la cama. Me ha dado mucha pena verla allí sintiéndose inútil, pasando cierta vergüenza al verse ayudada por unos completos desconocidos que la estaban viendo medio desnuda, pues tan sólo llevaba un camisón puesto. Pero las palabras que hemos recibido de agradecimiento han sido reconfortantes y me han hecho abandonar esa momentánea lástima que he sentido. Y es que una vez solucionado el desafortunado problema la anciana se ha deshecho en palabras de agradecimiento.

Es ley de vida, llegará un momento en que no podamos valernos por nosotros mismos, que necesitemos estar en constante dependencia de otras personas, pero me apena que no todo el mundo corra la misma suerte. Pienso en todas esas personas mayores que están solas, que no tienen a nadie que las ayude. Pienso en esta maldita crisis y en estos malditos recortes que se ciernen sobre nosotros y que se están traduciendo en menos ayudas para los más desfavorecidos. Es criminal que hoy en día haya ancianos que mueran solos en sus casas porque no han estado más vigilados por las autoridades competentes, por no hablar de esos familiares tan ruines que tienen las agallas de desentenderse de ellos. La ancianita a la que hemos ayudado esta mañana en cierto modo ha sido afortunada por haber estado acompañada por otra persona que ha dado la voz de alarma. Seguramente esa otra persona salga de su bolsillo, pero lo importante es que ahí estaba. En fin, nos hemos sentido muy bien con nosotros mismos por el gesto desinteresado que hemos tenido, pero la sensación era un tanto agridulce porque ha sido inevitable pensar en la pena que producen este tipo de situaciones por las circunstancias que las rodean.

A esa satisfacción personal que he mencionado por la buena acción de esta mañana va encadenado, y nunca mejor dicho, lo próximo que os voy a contar ahora. Y es que justo cuando estaba contando a la gente lo bien que me sentía por ello, alguien ha subido un vídeo de una cadena de buenas acciones. En él salía gente haciendo acciones generosas y desinteresadas, ayudando a los demás. Y siempre en esas situaciones había una persona que hacía de testigo y que luego a su vez tenía un gesto con alguien en otra situación de su día a día. Y así, a modo de cadena, el mundo se estaba convirtiendo en un lugar mejor, lleno de personas generosas y buenas acciones. Me ha gustado mucho esta idea. La vida sería mucho más fácil si reinaran los buenos sentimientos por encima de los rencores, egoismos y demás negativos sentimientos. Además, a modo personal uno se siente muy bien siendo una mejor persona, anteponiendo los buenos valores. Ojalá todo el mundo lo pusiera en práctica. Tenemos el poder de cambiar el mundo con pequeños gestos. Asumo esa responsabilidad.

En fin, esto era todo lo que quería contaros aquí, porque hoy no ha sido un lunes cualquiera. Hoy he cambiado el chip, he podido reflexionar sobre las cosas que tengo, he pensado en lo que hago y por qué lo hago, y en lo que podría hacer.  El balance es positivo. A ver mañana qué me depara el día.

Buenas noches :)


1 comentario:

  1. Me encanta!!
    Justamente cuando he leído tu mensaje sobre lo que te había pasado pensé en el vídeo de la cadena de valores que ayer subí en mi muro.
    Casualidades de la vida. Las cosas no pasan por casualidad, pero sí por causalidad.
    Estas cosas hacen que te sientas bien al acabar el día y esa sensación... es indescriptible.
    Un abrazo!!

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