Normalmente, antes de emitir un juicio sobre alguna serie y su final, dejo un tiempo de reposo que me ayude a comprender y asimilar lo que he visto. Los finales no siempre se ajustan a nuestras expectativas, no puede llover a gusto de todos. Los minutos previos a su visionado son de puro nervio, estamos intranquilos, con miedo a que nuestra serie favorita no acabe como esperábamos. Sucede en otras ocasiones que no comprendemos del todo qué ha pasado al final y necesitamos tiempo para recapacitar. Pero hoy no voy a concederle al final de la serie de la que os vengo a hablar esa tregua, ese valioso tiempo que ayuda a que sea generosa en mi juicio. Acabo de terminar de ver Breaking Bad y, aunque estoy entre apenada y eufórica por lo que acabo de ver, ya sé cuál es mi postura frente a su episodio final, no me hace falta pensar nada.
Como pasa con todas las cosas, obviamente lo que diré aquí no será compartido por algunas personas, es mi opinión y es tan respetable como la de los demás, aunque creo que el porcentaje de seguidores que estará de acuerdo conmigo será bastante alto. De hecho, ya he podido leer comentarios en las redes sociales y llueven más aplausos que pegas. En fin, a lo que voy. ¡Ah! Y recuerdo que todo lo que viene ahora es un SPOILER brutalísimo, que nadie lo lea sin haber visto el final o lo lamentará.
Ya os hablé el otro día de Breaking Bad. Podía haberme extendido más y hacer un análisis minucioso, pero no lo hice ni lo voy a hacer, se lo dejo a los expertos. Por lo tanto, vuelvo a recalcar que esta serie es una auténtica obra de arte. Su fotografía, los escenarios, los diálogos, su trama, sus referencias ocultas, sus personajes... todo, todo ha sido perfecto. La serie se ha ganado a pulso estar entre las mejores, ser recordada por su maestría. Podría pasarme el día elogiándola, pero quisiera hablar hoy de su episodio final.
El capítulo tenía por nombre "Felina". Sangre, Metanfetamina y Lágrimas las ha habido. Ha sido un episodio perfecto, jodidamente perfecto, para expresarlo con más fuerza. Ha cerrado las tramas que había abierto con todos los personajes. Para ser más correcta, en realidad ha sido su protagonista, Walter White, quien se ha encargado él solito de cerrar todas esas tramas que él mismo había comenzado. Como ha reconocido en un diálogo que me ha puesto los pelos de punta, en realidad no ha hecho todo lo que ha hecho por su familia, sino por él mismo, porque se sentía vivo, porque era alguien. Esa frase ha sido todo un momentazo. Si en el episodio de Ozymandias veíamos cómo se daba cuenta de que había perdido a su familia, aquí ha terminado comprendiendo que, por mucho que lo dijera, tan sólo era una excusa para encubrir su egoísmo. Me encanta cómo Walt ha pasado de ser un enfermo de cáncer sin esperanzas y un don nadie, a sentirse lleno de vida y ser alguien muy importante dentro de ese mundo que él se había buscado.
Siguiendo con lo que decía, las tramas se han cerrado de una manera perfecta. Y es que, ¿cómo podía acabar una serie sobre una droga revolucionaria? Acabando con ella. Ya no habrá más cristal azul, así que ya no habrá más Breaking Bad. Y para que no haya cristal azul, tampoco puede haber un Heisenberg, ni los matones que se encargaban de controlar el negocio. Pero sí hemos tenido una persona expiada y libre de pecado. Jesse ha huído y lo entendemos, de hecho, así lo queríamos. Ha sido co-responsable de la creación del cristal azul y todo lo que eso ha conllevado, pero ha sabido reconocer sus errores, lo hemos visto mal al comprender el alcance de lo que había hecho, lo veíamos más sentimental cuando a Walt lo movía el egoísmo por salvar su propio cuello. Merecía escapar de esta vida de mierda, merecía no ser esclavo del cristal azul. Otro punto a favor de este final.
Por otro lado, todos aquellos que de verdad han querido lucrarse a costa de Walter White ninguneándolo han recibido su merecido. No saber respetar a quien es poco más que el dios de la droga ha sido un gesto que les ha salido caro. Aunque he de decir que Walter lo ha hecho, no sólo por despecho, sino por ponerle fin a lo que se le había ido de las manos. Si yo me voy, todo esto cae conmigo, y así ha sido. Lo ha planeado todo a la perfección. Incluso, sabedor de que no saldría de allí, ha dejado arreglados otros asuntos. Se ha despedido de su familia en una escena que me ha tenido con un nudo en la garganta, le ha dado sepultura como se merece a Hank, personaje que no merecía acabar enterrado en la inmensidad del desierto; ha dejado dinero para su familia de forma que ellos no sepan la procedencia real de ese dinero y así lo acepten, e incluso se ha despedido del laboratorio de una forma muy poética. Entre alambiques, bidones y demás aparatos de laboratorio empezó esa aventura "culinaria" (por aquello de "cocinar") y entre ellos ha muerto, feliz. Aun me emociona recordar esa escena final en la que toca un bidón, lo deja manchado de sangre y cae al suelo muerto. Pura poesía para los ojos.
En fin, poco más que decir. Me ha parecido tan perfecto que tenía que venir aquí a escribir sobre ello. ¿Qué os ha parecido a vosotros? Por cierto, no he llorado, mi última sensación ha sido de alegría. La música que acompañaba a ese plano con Walt muerto y el hecho de que estuviera sonriente no me han dejado llorar. Estaba más eufórica por haber visto un final tan jodidamente bueno, que no me ha dado tiempo a sentir pena. Ésta ha venido antes de empezar a ver el episodio, por aquello de que se acababa la serie. Y como ahora sigo en una nube, de alguna manera aun no soy consciente de que ya ha terminado todo. Supongo que mañana sentiré pena. Gran serie, gran final. Un aplauso.