Hoy es 30 de junio, fecha en la que los profesores interinos cesamos en nuestro puesto si es que estamos cubriendo alguna baja, y toca hacer balance del curso. Lamentablemente, este ha sido para mí un curso en blanco en cuanto a trabajo, pues no me han llamado de la bolsa, así que no puedo hacer como otros años y hablar de mi experiencia docente en un centro educativo. Sin embargo, he hecho otras cosas y a día de hoy estoy contenta, muy contenta, el balance es muy positivo.
No es que me alegre de no tener trabajo, todo lo contrario. Los malditos recortes de Educación me han chocado de frente, dándome un fuerte revés, y no creo que la cosa vaya a mejor el año que viene en ese sentido. Preveo con cierto realismo, que no pesimismo, un próximo curso igual a este que hoy llega a su fin. Llegado el momento, quizá el balance no sea tan optimista como el que hago ahora, pero eso será otra historia. De momento, este curso, a pesar de no haber trabajado, he aprovechado muy bien el tiempo en otras cosas.
Quizá ha sido el destino, que me reclamaba con urgencia en otras cosas porque, gracias a haber estado parada durante este curso 2012-2013, he podido trabajar en mí. Ya no soy la misma persona de hace unos meses, he cambiado el chip por completo. El 17 de septiembre tomé una decisión y la llevé a cabo. Decidí empezar a cuidarme, a tomarme en serio mi salud. ¿El resultado? Hoy tengo 20 kilos menos (19,5 para ser más exactos, se me está resistiendo redondear la cifra, pero estoy en ello), me siento más ágil, más activa e incluso más jóven. Algún día os contaré qué me pasaba por la cabeza en la fecha antes mencionada, de momento quedaos con que decidí espabilarme y a la mañana siguiente, sin saber aun cómo, salí temprano por la mañana a andar y así continué durante meses. Cuando llegaron las navidades ya había perdido 12 kilos y así hasta día de hoy. En fin, no quiero aburriros ahora con esa historia, pero para mí ha sido lo que más ha marcado este período de tiempo. Si hubiera estado trabajando, nada de esto habría ocurrido, estoy muy segura de ello porque me conozco. No sé si llegaréis a entenderlo, pero por eso estoy agradecida de no haber sido llamada de mi bolsa este año.
No me malinterpretéis, he echado de menos trabajar en un instituto. El año pasado fue una experiencia muy gratificante para mí porque prácticamente, a pesar de ser mi tercer curso trabajando, era una novata y por primera vez tuve verdaderas responsabilidades al trabajar durante más tiempo; pude ejercer de profesora por completo. Y me encontré realmente cómoda con ello, me dí cuenta de que eso era lo mío. Pero me siento muy afortunada una vez más porque, aunque he estado alejada del día a día en un instituto, no ha sido así de la experiencia docente. He tenido la suerte de poder ejercer mi trabajo dando clases particulares y me lo he pasado genial porque he aprendido nuevas cosas. La mayoría de mis alumnos han aparecido a finales de curso, pidiéndome ayuda para aprobar o sacar mejor nota, y lo han conseguido. Me siento muy orgullosa de haber podido hacer algo para ayudarles, aunque como siempre digo, son ellos quienes realmente consiguen las cosas, el mérito es suyo. Y en todo caso, me han ayudado ellos a mí, porque no he perdido nunca de vista mi vocación, porque han hecho que haga una autocrítica y descubra cómo mejorar en lo que hago. Otro punto más a favor de este curso en blanco.
En fin, mañana 1 de julio empezaré a disfrutar de las vacaciones de verano. El hecho de estar parada no va a hacer que las disfrute menos. Veremos cómo se da el próximo curso, pero tanto si trabajo como si no, afrontaré lo que venga con decisión, seguridad y con el mismo optimismo de siempre. De momento este curso ha sido genial. ¿Entendéis ahora por qué?