viernes, 5 de octubre de 2012

Defendiendo Lost



Hace poco me hicieron una pregunta aparentemente sencilla, pero cuando fui a contestarla no sabía qué decir. Fue muy difícil dar una respuesta, y aun cuando la di pensé que no estaba haciendo justicia. Os la lanzo a vosotros a ver si sabéis cómo contestarla: ¿Cuál es tu serie de TV favorita? Es complicado dar una sola respuesta, yo no pude hacerlo sin sentirme enteramente satisfecha con mi elección. Sí que dije una serie, pero me quedaron otras muchas a la misma altura en el tintero. Ya hablaré en otro momento de esas series que se quedaron atrás. Hoy quisiera hablaros de aquella que destaqué por encima de las otras: Lost.

¿Por qué está Lost entre mis favoritas? Pues porque me hizo experimentar muchas sensaciones. Durante sus 6 temporadas disfruté muchísimo. Los capítulos eran alucinantes. Reinaba en ellos un misterio que hacía que, tras su visionado, me metiera en internet a ver qué habían comentado los fans. También leía análisis minuciosos de los capítulos, desmenuzándolos y prestando atención a cada detalle. Nunca antes había hecho eso con ninguna otra serie. Fueron unos años muy bonitos interactuando con ella de esa manera. Porque sí, Lost tenía dos formas de verse. Una conformándose con los hechos que se nos mostraban y siendo más superficiales; y otra adentrándonos en su filosofía, en todas aquellas ideas que se dejaban entrever en los diálogos y en el tratamiento de las escenas. Para que nos entendamos, una visión se queda con el misterio de los ya famosos números y demás elementos  extraños como el humo negro; y la otra, con esa eterna lucha entre el bien y el mal que se nos plantea y parece ser el alma mater de la serie. No estoy diciendo que uno tenga que ser un erudito para captar esa esencia subyacente, sino simplemente que el espectador puede no ir más allá de lo que ve y entiende y conformarse con lo que se le muestra sin indagar más en la trama. Pero esta mente inquieta quería más y por eso me pasaba horas delante del ordenador buscando información, leyendo reseñas y opiniones, y yendo más allá. Gracias a eso pude descubrir cosas que a priori no había visto en los episodios. Por lo tanto, Lost me hizo pasar el tiempo de una manera especial, siempre retándome a mirar más allá de lo que la vista alcanza e invitándome a entrar en una tesitura filosófica compleja.

La serie es muy buena y eso es innegable. Todos en mayor o menor medida, haciendo un visionado general u otro más minucioso, disfrutamos muchísimo con ella. Pero entonces llega su doble episodio final y aquí es donde todos esos fans que hemos avanzado juntos durante todo el viaje nos empezamos a separar. Unos se marchan decepcionados, otros tratando de ver el lado positivo de las cosas. He de confesar que yo tenía un pie en cada lado. En su momento no quedé del todo satisfecha con el final. De hecho, no entendí algunas cosas. Para los que como yo seguisteis el final en directo aquella madrugada del 23 de mayo del 2010 en Cuatro, sabéis que justo sin tiempo suficiente para asimilar lo visto se emitió un debate en el que se creó mucha confusión, pues la mayoría de los tertulianos no había entendido nada y crearon toda una serie de rumores falsos que sembraron el caos absoluto. Por ejemplo, a los pocos minutos ya se había creado un grupo en Facebook llamado "El final de Lost es un sueño de Resines". Cierto es que aquello tenía su gracia, pero a mí como fan me molestó mucho que la gente se mofara de una serie de culto de esa manera. No era justo. No era justo cuando, además de haber vivido tanto con la serie, lloré como una magdalena con todo el capítulo final. ¿Cómo algo que me conmovió tanto iba a ser una basura tal y como empezó a decir mucha gente? 

El problema residía en que la serie no dio respuesta a las miles de preguntas que nos hicimos. Me imagino que os pasará como a mí que cuando acaba una serie tan buena y que te ha hecho pasarlo en grande, se te queda un vacío existencial tremendo. Te sientes como desamparado, ya no vas a volver a ver nunca más a esos personajes. Has empatizado tanto con ellos que te sientes mal al despedirte de ellos. Pero como no es algo trascendental en tu vida, a los dos días se te pasa. El caso es que, además de ese vacío, si además ves que se han dejado cosas en el tintero, pues te duele doblemente. Lost no es la primera serie a la que le pasa esto. Ayer por ejemplo terminé de ver Battlestar Galactica y quedé encantada con el finalazo que se marcaron, pero también decepcionada porque muchas cosas se quedaron sin ser respondidas. Hay una película tras la serie que cuenta parte de esas cosas que se dejaron a medias. Quizá a los guionistas de Lost les faltó ese valor para sacar una película que aclarara las cosas, aunque también entiendo que eso sería como admitir que algo no hicieron bien. De todas maneras no creo que en el caso de Lost hiciera falta ninguna cinta adicional, era suficiente con lo que se nos mostró para llegar al final de la estancia en esa isla, la de los personajes y la nuestra. Sea como sea, tenemos el final que se hizo y de él voy a hablar a continuación, saliendo en su defensa.

Ya decían los creadores de la serie que el final era uno que deberíamos madurar con el tiempo, que llegaría un momento en el que nos daríamos cuenta de que era el final que se merecía. Creo que tenían razón porque yo ahora he cambiado mi opinión hacia él. Ya no me parece tan decepcionante como lo fue en su día. Le veo muchas cosas buenas, y las carencias que tiene no me parecen una cuestión imperdonable. Hasta tiene gracia que sigas "perdido" sin saber qué sucede con muchas cosas, como les ocurre a los protagonistas. Ya he dicho antes que aquel día lloré desconsoladamente con muchas escenas finales. Fue conmovedor ver esos reencuentros entre los personajes. No sabíamos hacia dónde iba la serie en su última temporada. Estábamos acostumbrados a los flashbacks, a que la línea temporal fuera una tangible y creible, que jugara con el pasado y el presente. El futuro era algo incierto, pues la isla les privaba de él, los tenía atrapados. De repente se nos plantea una temporada que no sabemos qué línea sigue, no sabemos por qué los personajes tienen nuevas vidas, parece que su pasado no ha ocurrido nunca, no se acuerdan los unos de los otros y es como si nunca se hubieran conocido. En el episodio final descubrimos el pastel. No es que no se conozcan, sino todo lo contrario. No es una línea temporal totalmente, es una línea espacio-temporal. Están en algo que podríamos llamar limbo, es su futuro en otra vida. Murieron en algún momento en el trancurso de sus vidas y ahora están ahí esperando a que lleguen todos para dar el paso definitivo hacia la vida eterna. ¿No os parece bonito? Y lo descubrimos con ellos mismos cuando se tocan o se miran y recuerdan. ¡Cómo pude llorar con eso! Había compartido mi vida con esos personajes y mientras ellos recordaban, yo también lo hacía. Fue muy grande que el colofón final viniera con la revelación de esto que tiene Jack, el protagonista absoluto de esta historia. Estábamos como él, perdidos sin saber qué pasaba, pero lo comprendimos a la vez. Sobresaliente. Pero esto que a mí me pareció muy bonito no fue suficiente para que el público en general se contentara. La gente medio aceptó la idea de un limbo, pero quería más, quería saber qué secretos escondía la isla.

Dejemos atrás la trama de la otra vida. Ahora vayamos a la isla. La acción allí transcurre en su mayoría dentro de esa cueva de la que sale una luz extraña. Los capítulos que precedían a este final ya se encargaron de contarnos la historia de los dos hermanos que son Jacob y el humo negro, y de cómo este último se convierte en tal cosa al pasar por la cueva. Todos queríamos saber cuál era el poder de la isla, qué era esa luz, qué había en esa cueva. Y sí, tenemos la oportunidad de entrar, pero poco más. Seguimos con las dudas y acabará el capítulo sin resolverlas. Mientras tanto se plantea quién será el nuevo guardián de la isla y lo que pasa es bonito, pero estamos tan decepcionados que pasamos por alto la importancia de Ben o Hurley, que se han currado mucho su papel para con la isla. También vemos cómo otros tratan de escapar con el avión y lo logran, pero nuestra mente sigue en shock, no nos creemos que la cosa vaya a acabar y no nos hayan dicho la mitad de cosas que queríamos saber. Decir que esa parte del episodio no estuvo mal, nos dejó en ascuas, pero no estuvo mal. Aunque quizá sea lo más flojo del guión. Creo que de no ser por la otra trama que corría paralela, la de la otra vida, la gente directamente habría tirado la tele por la ventana. Entonces, bien, pero no sobresaliente.

Por último, voy a comentar el aspecto que hace que defienda este final sin arrepentirme de ello. Esta serie no podía acabar de otra manera más que como sucede en los minutos finales, con Jack yendo hacia los juncos en los que un día despertó, para morir y acabar con su aventura en la isla. El plano con su ojo cerrándose es sublime. Creo que no hizo falta que nadie viniera a decirnos que así fue justo como empezó la serie, ya lo sabíamos. De hecho, ya intuíamos lo que iba a suceder a medida que Jack se adentraba en los juncos. Grandioso. Eso ya me hizo llorar a mares. Repito que acabó el capítulo y no había entendido lo de la línea espacio-temporal planteada del limbo. Llegué a pensar que, como se cerraba el ojo, había sido todo un sueño. Pero a pesar de mi ignorancia me gustó el planteamiento de las escenas finales y de la temporada entera en general. Ahora ya ha pasado el tiempo y he madurado esas primeras impresiones. No estuvo tan mal como la gente critica. Podía haber tenido más, pero lo que tuvo está bien. Y si valoro la serie en su conjunto, no puedo estar más agradecida a sus guionistas por habernos hecho vivir tantas cosas junto a esos personajes.

En fin, creo que ya he dejado bien clara mi opinión. Entiendo las críticas, yo también formé parte de ellas en su día, pero ahora vuelvo a ejercer mi crítica y no puedo decir que el final fuera una decepción porque vi la serie adentrándome en su filosofía y eso obtuvo respuesta en su totalidad. En ese sentido quedé satisfecha. Y pensándolo ahora, me gusta que los números, Dharma, el poder de la isla, la génesis del humo negro y demás cosas extrañas sigan siendo un misterio.

 

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